miércoles, 18 de marzo de 2009

Una historia de hambre...





Haití es un país situado en el mar del Caribe, concretamente en la isla de Santo Domingo. Este país ocupa la parte Oeste de la isla, mientras que la parte este, pertenece a la República Dominicana. Este dato es importante a la hora de atender a las grandes diferencias existentes entre ambos estados, lo cual se analizará más adelante.

La República Dominicana es un país en vías de desarrollo que cuenta con un nivel de ingresos medios ya que, a pesar de que en la actualidad la situación económica halla empeorado levemente, el empuje del turismo masivo ( se preveen 5 millones de turistas en 2009) a esta región y las condiciones naturales excepcionales que fomentan la agricultura suponen una garantía de cierta estabilidad.

La economía Haitiana, sin embargo, se basa principalmente en una agricultura de subsistencia, que nisiquiera aporta a los habitantes lo necesario para sobrevivir. Las condiciones naturales de este estado (que son las que contribuyen a mantener la economía de su país vecino), se han convertido en decadentes, ya que una muy deficiente política agraria ha llevado a la deforestación de gran parte del territorio.

Otro de los principales problemas por los que la economía haitiana no mejora, es que no existe apenas control de la natalidad. Las familias (ya de por sí pobres) tienden a tener una media de 4,86 hijos por mujer (la cifra más alta del continente americano a este respecto).

Además, tan sólo un 52,9% de la población está alfabetizada, y las personas con un nivel cultural más alto (que suelen pertenecer a las clases sociales elevadas), emigran con la finalidad de lograr unas condiciones economicas que no pueden obtener en su país natal, por lo que resulta difícil contar con profesionales que puedan contribuir a mejorar la catastrófica situación económica del país.

También es necesario destacar la amplia diferencia existente entre el índice de desarrollo humano de ambos estados, ya que mientras que la República Dominicana se sitúa en un puesto medio de desarrollo (91), Haití se encuentra en el 148, sólo por encima de algunos estados africanos.

Pues bien, esta caótica situación económica, obliga a los habitantes de Haití a desarrollar uno de los más desesperados intentos del ser humano de permanecer con vida: practican la geofagia.

La geofagia es, en términos coloquiales, una palabra que designa el acto de comer tierra. En efecto, los haitianos, desesperados por el hambre, ingieren "galletas de barro", un compuesto hecho de barro, grasa vegetal, sal y agua. Como es obvio, esta mezcla no posee apenas otra propiedad que la de calmar el hambre y puede suponer graves riesgos para la salud tales como problemas intestinales, estomacales, desnutrición o gran número de enfermedades infecciosas (ya que el agua utilizada para fabricar esta mezcla ni siquiera es potable).

En definitiva, con este escrito pretendía que reflexionaramos acerca de cómo el ser humano puede destrozar un entorno ambiental único y que por sus propiedades naturales proporciona beneficios a los que lo pueblan para convertirlo en un país en el que sus habitantes ni siquiera intentan comer, sino que se conforman con engañar al hambre.

Un deprimente apunte final: Como todo en esta vida, cuanto mayor es la demanda de un bien y menor la oferta más sube su precio. Esta ley económica lleva a que algunos ciudadanos de Haití no puedan siquiera tener acceso al barro para comer.

1 comentario:

Skors dijo...

como va eso pauliña?? soy Martín, como puedes comprobar y nada... que me he pasado por tu blog y me parece fascinante la verdad! Muy bueno y a la vez muy triste esa primera entrada sobre el hambre y demás... en fin, mucho ánimo y me alegra que seas una chica tan comprometida! UN BESIÑO!